PASEO DE UNA DOMINICANA «MADRILEÑA» EN BARCELONA

Por: Alba Zarzuela

He tenido una de las experiencias más hermosas al visitar por segunda vez Barcelona, la primera experiencia fue maravillosa; descubrir lugares y compartir con una gran amiga.

Ahora he vuelto a Barcelona pero yo no era la misma, estaba rota por dentro, la estaba pasando muy mal; pero la magia de sus calles y de la alegría de la gente me hizo sentir viva, el olor a playa, caminar en la arena y deleitarme con el cielo azul al flotar en el agua cristalina, es lo máximo.

Mi gran amigo, me hizo sentir no como una reina, sino lo siguiente. Me llevó a todos los lugares que caracterizan esta hermosa ciudad, reímos a carcajadas y también tuvimos un momento de dolor al caminar en medio de Las Ramblas… silencio y tristeza que tiñeron de sangre un lugar tan transitado por personas que visitan o quienes viven ahí. Y simplemente te das cuenta que hay que vivir al máximo ya que el tiempo se acaba sin darnos cuenta.

Ayer, hemos visitado Sitges, un pequeño pueblo de Barcelona. Lo recomiendo al 100%, es hermoso, la playa es estupenda, buena comida y un ambiente muy bohemio. Pero hay que tener cuidado de cómo interactuamos con la gente, un vendedor hindú con su gran sonrisa intentó ligar conmigo, me tocó el pelo y hasta la cara me acarició sin siquiera darme cuenta. ¿Qué imprudencia de este tipo? Jajajaj

Después de haber pasado un hermoso día en la playa retornamos a casa para vestirnos para la ocasión, cenar y luego ir a tomarnos unas copas para probar la vida nocturna; fuimos a un bar llamado Sin Copa… con tres chicos encantadores; Cristian, Cristina y Antonio… estupendos en la atención al cliente y su forma de conectar. Simpáticos, amables y alegres.

En esta aventura que emprendí… me cuestiono un poco sobre la proyección del dominicano en otros países, sobre todo, la mujer dominicana; un francés en un bar me golpeó en el trasero como si me conociera de toda la vida… cosa que no me gustó nada y luego otro chico de Bélgica, nos dejó de hablar, pagó la cuenta y se marchó al saber nuestra nacionalidad. Qué tipo de embajadores somos, ¿qué ciudadanos del mundo exhibimos a los demás? Lo dejo para otro post.

Fuera de esos episodios de mal gusto… A este viaje le pongo una matrícula de honor… excelente, excedió todas mis expectativas y afianzó más el cariño y la amistad hacia mi gran amigo, Luis.

Amo Barcelona ❤

 

1 Comment

  1. Ángeles 22 septiembre, 2017 at 20:40

    Pues que mal que hayan tenido esas experiencias pero que bueno que te hayas sentido reconfortada en tu corto viaje a Barna y que hayas podido disfrutar de otros aires y despejarte. ¡Espero verte de nuevo!

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